Navidad

La inocencia de los niños es envidiable, sonrisas que se contentan con solo darles interés, ojos que brillan con ilusión de solo compartir momentos.

Es la chocolatada de todos los círculos de la universidad, enviamos buses a recoger a setenta niños de un centro Inicial de la carretera, un lugar alejado de la ciudad, con quienes queremos compartir y retribuir la gratitud de la vida con nuestros proyectos.

Estoy en la puerta observando el panorama, en el estacionamiento ya están los niños haciendo fila, emocionados como si fueran a ver a un santo que les cambiará la vida; dentro, en el hall están las sillas alrededor, panes y tazas de chocolate caliente en las mesas que están junto a los regalos que les brindaremos, los jóvenes organizadores este compartir, están alertas para dar la mejor atención a nuestros invitados; hay un pesebre en el centro, con adornos alusivos a la navidad, justo al lado de donde está el animador dando las primeras palabras de bienvenida, todo está listo.

De pronto siento nostalgia, me sorprende mi reacción, miro a los niños a la expectativa de ingresar a este centro de estudio, sus ropitas son tan simples que quedan bajo frente al inmenso resplandor de sus esperanza, a ellos aún no les interesa lo que los adultos tenemos que hacer para sobrevivir, dejar de pasar tiempo con nuestra familia por nuestros ideales, dejar las simples conversaciones que no tienen interés de demostrar que eres superior o que estas muy bien preparado para un puesto de trabajo. Una lágrima se desliza por mi rostro,  veo que se abrazan sin pelear o destruirse, se quedan quietos cuando la profesora les dice que estén quietos, su felicidad no se borra de sus ojos, en silencio, igual siguen emanando una energía que transmite amor; cuando crecemos nos olvidamos de los mínimos detalles que llenan el alma y marcan la vida de las personas, nos complicamos por tratar de tener lo mejor que el sistema nos endulza, desechamos buenos amigos que no nos sirven en nuestras metas estratégicas para seguir creciendo; camino hacia un costado intentando que nadie vea mi cambio repentino, no entenderían la forma como analizo el mundo en mis pensamientos, me seco el rostro, camino a dar la mano a los que ya están ingresando a la fiesta que les hemos preparado, me saludan contentos y apresurados, también le dan la mano al policía que está a mi costado que cuida el ambiente y andaba de sueño, ahora la magia le contagia, se convierte en un anfitrión más de esta noble causa.

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Ingresan como un batallón motivados a cambiar el mundo con sus ejemplo, con acciones que no necesitan palabras maquilladas para demostrar lo feliz que son desde su realidad, el animador pide que participen en un concurso de baile, todos salen, todos quieren participar, todos quieren divertirse, todos quieren brillar, mueven sus globos con tal algarabía que no soporto la escena, avanzo con pasos acelerados hacia el baño, últimamente he estado muy estresado con el trabajo, profesionales que se destruyen entre ellos por demostrar sus teorías con ego justificado, amigos que se defraudan por intentar ser aceptados en otros grupos, personas que faltan el respeto a su familia, dejando sus valores y el eterno agradecimiento, seres infieles hundidos en sus inmadurez, jóvenes que hacen de todo para tener dinero, chismes y malicia que tienen fines escondidos, la política del país que es una porquería, grandes ejemplos que se venden como perfectos, dignos de alabación, corrupción asquerosa que vende tu conciencia, delincuencia que atemoriza tu voluntad, violencia que no se comprende en seres evolucionados.

Salgo del baño, suspiro y escucho a un niño que me dice, si puedo servirle más chocolate y panteón con mantequilla, contemplo aquel ser iluminador, recuerdo las situaciones por las que tengo que bordear para seguir con mi camino, el cansancio de soportar tanda maldad desaparece, me siento renovado, me siento vivo, feliz, a pesar de que a veces quiero desistir, me doy cuenta que mi trabajo llega a quienes si lo admiran, y les sirve; subo al niño a mis brazos, lo cargo mientras caminamos, le voy diciendo que siempre tiene que estudiar, ayudar a su familia y personas que necesiten, me promete que siempre lo hará, llegamos al hall, donde sigue el show, le doy su taza, y vuelvo a divisar lo que acontece: No necesitas más que a tu familia para ser Feliz, esa es la Navidad, recordar a quienes amas, a quienes ya murieron amándote, y recargarte de esos sentimientos que te harán ser mejor en este mundo confundido. Feliz Navidad Iquitos.

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